jueves, 14 de marzo de 2019

Aquella noche en el río

Así es como quiero que me mires toda la vida.
Nunca jamás me fue tan fácil despojarme de todo ante nadie, desnudar mi mente y dejar llenar el vacío.
Ojalá todos mis encuentros estuvieran marcados por la ternura de tu boquita abierta y tus ojos redondos. Mi rubor pidiendo que te des la vuelta y tú mirando de reojo.
El lenguaje compartido que expresamos sin hacer ningún ruido.
Es la escena que me gustaría marcar como portada de nuestra historia, pero no puede ser.

Ansiedad

Enrevesando palabras y frases desagradables mientras mi pecho estalla y mi estómago se cierra.
Me late a mil el pulso con solo escuchar tu nombre, noto mis ojos humedecerse y mi mente discute entre enfado y anhelo.
Mi ansiedad recalca ser producto de tus secuelas al mismo tiempo que mi vergüenza aumenta por haberme mostrado tan vulnerable y estúpida al meterme en la boca del lobo contigo.
Flashes de luces parpadeantes y llantos en imagen borrosa por el maldito mareo. 
Peleas sin sentido causadas por la irascibilidad que me producía ser controlada.
Una parte de mí desea ser hundida de nuevo, seguir la vía fácil, que me lleves a tu terreno.
Acabar.

Me lo he buscado, siempre me lo he buscado. Han sido mas de una las veces que me han gritado que por qué me lanzo hacia personas que quieren hacerme daño. 
Me han llorado rogando parar y más me he entregado.

Una niña rota que sigue sin juntar sus pedazos.

Incendio


Es la huella que deja en ti,
Es el suspiro al recordar, el tembleque de mis manos,
El odio y el cariño,
El no saber si besarte o pegarte, si llorar o abrazarte.

Mi pecho se vuelve loco,
Es un imán atrapado entre dos polos.
Herida que nunca cierra, 
Mentira que siempre creeré, aunque sé,
Que aun me recuerdas, que no soy un juguete roto olvidado en tu cabeza.
Mi ser fue contigo, y tú arrastraste tu ser, tu alma, tu fuego.
El problema aquí es que yo soy aire que aviva el incendio, y casi te quemas.
Que mi castigo fue llorarte noche tras noche y día tras día, ni así pude apagar los restos.
Aún temo que salgas ardiendo, que donde hubo fuego, esas cenizas no va a llevárselas mi viento.